Procedemos de los Monteros de Cámara o Monteros de Espinosa, cuya función era la de guardia nocturna de la alcoba de los Reyes de Castilla, en el año 1006.

En 1493 fueron creadas por decreto las Guardias de Castilla (Guardias viejas de Castilla o los 100), para las necesidades de la Corona una vez finalizada la Reconquista.

En 1504, a la muerte de los Reyes Católicos, Fernando V, creó una guardia personal, la Guardia Amarilla (debido a su indumentaria) o Guardia Española, compuesta por veteranos y parte de las guardias viejas.

Las Guardias Imperiales fueron formadas en el S.XVI, XVII, con la Casa de los Asturias, durante el periodo que coincidió con la condición imperial.    

En 1520, el Emperador Carlos I pasa por la ciudad de Logroño camino de Castilla y el recibimiento de las gentes le dan a entender que Logroño es una ciudad fiel al imperio.

Consciente del lugar geográfico que ocupa, teniendo en cuenta su cercanía a Navarra aun reino de dinastía francesa afín a Francisco I, tiene una visión de lo necesario de la fideliadad de la ciudad por su proximidad a Castilla y decide mantener un pequeño destacamento de su guardia personal, que recuerde a Logroño siempre su vinculo con el empreador.

Así pues el duque de Nájera, elije hombres de confianza, vinculados a La Rioja y los deja como guardia de la puerta de San Francisco, cercana hoy al puente de Piedra y a la puerta de Castilla, hoy puerta del Revellín.