Soldado pertrechado para la batalla

La Guardia amarilla o Guardia española, era una guardia del rey, que se creó en España en el siglo XVI. Era una unidad armada, a cuyos componentes se les incluía entre los guardias imperiales, prestando servicio a pie en el interior de las estancias reales y a caballo en el exterior. 

En el servicio a pie vestían jubones y gregüescos acuchillados de colores amarillo y rojo, calzas igualmente rojas, parlota negra con plumas blancas y zapatos negros con grandes lazos rojos y botas altas en campaña. 

Pertrechados de peto de armadura y capacete adornado por un penacho blanco en su cabeza. En 1.504 se arman con alabardas, un arma de origen suizo cuyo introductor en España es Gonzalo de Ayora, al que se encomienda la instrucción de esta guardia con alabardas, convirtiéndose en su primer capitán. Posteriormente esta guardia pasaría a llamarse «Guardia Española» y en tiempos de Carlos I, “Guardia Amarilla” por sus vestimentas. 

Era esta tropa muy escogida y perfectamente adoctrinada, por lo cual adquirió al poco de formarse gran lustre y reputación. Gozaban, los que a ella pertenecían, de grandes preeminencias y de sueldos elevados en comparación con los que tenían los que militaban en los cuerpos del ejército. En tiempo de Felipe II, había tres secciones de guardia real con grandes emolumentos y ventajas, y sus individuos se reclutaban entre los que tenían permiso a portar armas y no pechar mozos hidalgos y cristianos viejos que tuvieran buena talla y excelentes condiciones personales. Las tres secciones o compañías subsistieron hasta Felipe V y aunque eran de distintas armas, estuvieron siempre bajo las órdenes e inspección de un solo capitán. El 6 de mayo de 1707 Felipe V refundió las tres compañías en una sola con el nombre moderno de alabarderos.